Vistas de página en total

miércoles, 30 de marzo de 2022

NO FUE POR COVID

 


—Buenos días.

—Buenos días, don Gregorio. ¿Qué tal su padre? Hace tiempo que no lo veo.

—Pues mire, lamento decirle que el viejo ha pasado a mejor vida.

—No me diga. No tenía ni idea. Lo siento muchísimo, mi más sentido pésame. ¿Cuándo ha sido?

—Hoy hace un mes que nos dejó.

—Ay, pobre. ¿No habrá sido por Covid?

—Que va, que va. Un bulto, que se le complicó y se lo terminó llevando por delante.

—Lo siento. Pensé en el Covid, porque como ha habido tantísimos contagios.

—Sí, pero que va. Un bulto maligno con muy mala sombra, que le invadió buena parte del escroto y no hubo nada que hacer.

—Vaya. Yo pensaba que, como su padre estaba tan mayor y tan mal de los pulmones, pues que...

—Sí, pero que va. Tendría que haber visto aquel quiste de pelo y pus del tamaño de mi puño. Y cómo empezó a crecer… hasta que reventó.

—¡Válgame dios! No me lo puedo creer.

—Pues créame.

—Tanta gente muriendo de Covid, para que venga un quiste y…

—Sí, tendría que haberlo visto. Lo repulsivo que era y el líquido viscoso que echaba.

—Vaya por dios. 

—Por no contarle el olor fétido que despedía. Tanto que, cuando le retiraban la gasa, teníamos que salirnos de la habitación. 

—No me diga usted más nada. Me imagino. 

—Entre usted y yo, vecino, no hay nada peor que tener un grano en las partes nobles, que luego se pase a los testículos y que se complique con una hernia genital con secreción por hongos.

—Pues sí que suena chungo eso.

—Digo, Covid mi padre. Que va.

—Si es que no somos nada, don Gregorio. Un día estamos aquí y al siguiente ya no. 

—Pues sí. Y aunque no fue por Covid, el corazón no distingue y dentro de lo que cabe, mi padre se ha podido ir en paz.

—Que Dios lo tenga en su gloria.

—Gracias.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...