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sábado, 26 de mayo de 2018

NOTICIAS QUE HACEN QUE TE HIERVA LA SANGRE

Hoy es uno de esos días en los que, a pesar de ser Viernes, escuchas cosas que te hacen bajar a los mismísimos infiernos. Porque yo tengo una vida plena y maravillosa, pero me incomoda sobremanera que haya gente que lo esté pasando realmente mal y se den situaciones de injusticia flagrante de manera continuada y aquí sólo nos importe la última hora del ‘procés’ y la unidad de España.

Me apuesto el cuello a que me siento tan orgullosa de ser española como cualquiera de esos que cuelgan la bandera en sus ventanas, pero no puedo evitar sentir una punzada de vergüenza cuando leo noticias como ésta. Yo, que no hay día que no le oiga decir a alguien que los inmigrantes vienen a llevarse nuestro trabajo, cuando he escuchado la noticia en el telediario, juro por dios que lo último que me han dado ganas es de sacar una banderita por el balcón, ya podamos ganar el Mundial, la Copa o el Roland-Garros.

Resulta que en la fresa de Huelva viene siendo habitual que empresarios ESPAÑOLES empleen a mujeres de origen marroquí para explotarlas como temporeras y de paso abusar sexualmente de ellas. Pues bien, resulta que hasta ahora el asunto estaba catalogado como ‘leyenda urbana’, a pesar de las numerosas denuncias a lo largo de los últimos años. Y digo yo, denuncias aparte, ¿es que no era suficientemente sospechoso el hecho de que dichos empresarios prefirieran emplear exclusivamente a mujeres? Que yo sepa la agricultura es un trabajo físico ¿y no son los hombres físicamente más fuertes? En blanco y en botella, ¿eh? Pues ni blanco ni botella, señores. Aquí sólo ponemos el dedo de la suspicacia en el chalet que se ha comprado Pablo Iglesias, eso sí que llena horas y horas de encendidas tertulias… Vamos, yo he visto venas más salidas que la de la Patiño.

Pero no pasa nada, ya estamos salvados o más bien debería decir salvadas, pues “la consejera de Justicia tuvo el arrojo ayer de acabar con este manto de silencio” y “Aguilar calificó de trascendente el problema detectado”. Vamos, que por fin han decidido meterle mano al asunto. Y digo yo, ¿por qué tiene que haber siempre un puñetero manto de silencio en los casos de maltrato y abuso sexual a mujeres y a niños? ¿Por qué planea sobre estos a menudo el fantasma de la duda? ¿Por qué tengo la impresión de que a la sociedad le cuesta empatizar con este tipo de delitos?
¿No será porque las condiciones de vulnerabilidad de la víctima la inhabilitan para contar y denunciar la situación? ¿No será que temen que nadie las crea ni las apoyen lo suficiente? ¿No será que a las mujeres nos han inoculado el sentido de la culpa desde tiempos inmemoriales a base de cazas de brujas, dedos inquisitorios, guillotinas, quemas en la hoguera, escarnios públicos y críticas salvajes y desmesuradas? ¿No será que se decidió que el sexo no estaba concebido para nosotras, despojándonos del derecho a disfrutarlo en total libertad y sin prejuicios?

Pero además, este caso tiene algo que me resulta especialmente abyecto y es que combina actos de una vileza supina, cobarde y pasmosa. Al hecho de que dichos empresarios exploten laboralmente a estas mujeres de origen marroquí para lucrarse y llenarse los bolsillos, hay que sumar que además se aprovecharan de sus precarias y desesperadas circunstancias para extorsionarlas, chantajearlas y utilizarlas como esclavas sexuales. 

En fin, el caso es que siempre he tenido claro que laboralmente se tiende a explotar a la mujer, puesto que los empresarios saben que somos una apuesta segura y unas burras trabajando. Nos mostramos agradecidas incluso en las peores de las condiciones y circunstancias, dejándonos la piel, somos compasivas, altruistas, voluntariosas, discretas... Y se sirven de ello. En el repugnante caso que nos ocupa está además el agravio, el acto ruin y cobarde de aprovecharse de una situación de poder, vamos, lo que viene siendo el acoso pero a lo bestia, consumando delitos de abuso y de violación. Pues yo además os digo una cosa, ¿qué os apostáis a que son los mismos que en el bar de la esquina rajan a muerte de los inmigrantes y se refieren a sus trabajadoras de manera despectiva mientras se pavonean con sus ropas de marca, conducen coches de alta gama para ocultar su gran complejo de inferioridad y por supuesto, cuelgan la banderita en sus balcones para ser más españoles que nadie?

Yo no digo que tenga la solución al problema, pero estoy convencida por un lado, de que en los adjetivos utilizados anteriormente para referirme a la mujer están algunas de las claves de la 'brecha salarial', y por otro, que el SILENCIO es el fiel aliado de todo abuso o maltrato, por lo que deberíamos empezar al menos por romperlo y dar luz y visibilidad a todos estos casos.

https://www.elespanol.com/reportajes/20180518/jornaleras-esclavas-sexuales-campos-huelva-verdad-oculta/308220340_0.html

http://www.diariosur.es/andalucia/junta-denuncia-fiscalia-20180525000951-nt.html





martes, 15 de mayo de 2018

GENERACIÓN "NINO NINO..."

¿Quién iba a decirnos que esta canción, que fue un bombazo en 1986, hechizándonos a todos con su arrebatadora guitarra y ritmos heavies pasados por el fino tamiz de la comercialización, llegaría a convertirse con el paso de los años, en la gran horterada del universo? Hecho que vendría refrendado por la cara de Barbie y rizos de oro del cantante de origen sueco, Joe Tempest, que hiciera furor entre las fémin@s del momento. Sin embargo, no sé si será la edad o la deliciosa nostalgia de recordar una década irrepetible que marcó mi frugal adolescencia, que en los últimos años me he vuelto de nuevo entusiasta de esta canción, ya que cada vez que la escucho se me vienen imágenes como en fotogramas de multitud de acontecimientos que nos tocaron vivir a la gente de mi generación. El otro día, al sonar la canción en la radio, le pregunté a un amigo: "¿qué hacías tú cuando Europe sacó The final Countdown?" Mi amigo entornó la mirada y una cálida sonrisa iluminó su rostro... Como podéis imaginar, terminamos hablando de la Generación de EGB, la generación que se conmocionó con la muerte de Félix Rodríguez de la Fuente y más tarde lloraría la muerte de Chanquete, la generación de El Hombre y la Tierra, el Un Dos Tres y Barrio Sésamo, el inolvidable grupo Parchís, Mazinguer Z, La Bola de Cristal, la serie V y el Gran Héroe Americano. La generación que recibió el derechazo del pecho de Sabrina con la misma estoicidad que los disparos en el techo del Parlamento el 23 F, la generación de Pedro Sánchez, la Reina Letizia, Jordi Évole, Íker Jiménez, Penélope Cruz... La generación que escuchó las cassettes de los chistes de Arévalo, bailó Los Pajaritos y Mami qué será lo que tiene el negro. La generación que enloqueció con Thriller y vivió el nacimiento y reinado de los dos astros más grandes de todos los tiempos: Michael Jackson y Madonna. La generación de "the book is on the table", el Sistema Central y el Macizo Galaico, BUB, COU y los trabajos manuales de chapón. La generación que se bajaba a la calle a jugar al elástico, al mate, al escondite, al pilla pilla y los chicos te preguntaban: "¿quieres salir conmigo?" Una generación que ha superado los complejos de no hablar inglés, no tener ni pajotera idea de informática y ser torpe con las tecnologías. Señores, somos la generación que vio nacer Internet, Microsoft y Apple, que son ese gran telón de acero que nos separa del Pleistoceno analógico, ese al que todavía pertenecemos... En fin, un ejemplo de adaptabilidad, tesón y coraje. ¡Una generación de supervivientes!


miércoles, 2 de mayo de 2018

SI NO ERES MUJER, NO SABES LO QUE VALE UN PEINE




Si no sabes lo que es llevar unos tacones, que te perforen las orejas nada más nacer, llevar ropa ajustada, estar constantemente depilada, desenredarte el pelo, ajustarte el cinturón hasta el último agujero, aguantar la tiranía del bañador o bikini mientras ellos van en gayumbos, tener la menstruación, vivir un embarazo, parir a un hijo, dar el pecho a un bebé, tener miomas uterinos, superar un cáncer de mama, tener sofocos menopáusicos, que por defecto te endosen las penosas tareas domésticas y nadie te lo agradezca ni te lo paguen, que en una entrevista de trabajo te pregunten si tienes pensado quedarte embarazada, que tu salario sea inferior al de tus compañeros varones, aguantar cómo los hombres te dejan pasar primero para mirarte la retaguardia, que cualquier baboso intente sobarte en el autobús, que con cualquier comentario nimio puedan cargarse tu reputación, que un malnacido te maltrate o te quite la vida, que te acosen, que te violen, que cualquier cretino se dedique a opinar sobre tus pechos, aguantar a los piropeadores, que en el trabajo intenten echarte a pelear con tus compañeras, que tu pareja te deje por otra más joven, que te juzguen severamente por cualquier cosa que hagas o dejes de hacer, ver con estupor cómo intentan constantemente reducirte a aberrantes arquetipos y colocarte la etiqueta de rubia tonta, mosquita muerta, arpía, bruja, maruja, chacha... En fin, cargar con los prejuicios de una sociedad acomplejada que proyecta en ti todas sus miserias y frustraciones.

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...