Vistas de página en total

sábado, 8 de marzo de 2025

MENSTRUACIÓN



Sangro porque nací con ovarios por agallas,
porque no puedo hacer otra cosa
y porque a menudo estoy que me caigo
y, aun así, me pongo a fregar los platos
y a preparar comida para toda la semana.
 
Sangro desde el principio de los tiempos,
desde que el mundo es mundo
y mucho antes de que el hombre de cromañón
trazara bisontes en las cavernas de su ignorancia.
 
Sangro por tratar de poner orden en mi hogar
y paz en medio de la guerra,
por vivir arrodillada 
y por quitar las inmundicias de la gente
a cambio de cuatro duros y miradas de condescendencia.
 
Sangro porque la vida es más dura
cuando hay demasiadas bocas por comer
y al padre lo mataron en la guerra.
 
Sangro porque cada átomo de mi cuerpo
me grita que ya está bien, 
que no soy la criada de nadie,
ni un buen par de tetas, 
ni el descanso del guerrero.
 
Sangro porque cada vez que camino por una calle solitaria
soy consciente de que me pongo en peligro
y que, en cualquier momento, 
puedo ser agredida, 
violada o terminar en una cuneta.
 
Sangro cada 28 días y a veces antes, 
porque tengo un útero que es como una bomba de relojería
que me recuerda cada mes que está vacío,
que se me está pasando el arroz y que me arrepentiré, 
si no paro un par de hijos a tiempo.

Sangro porque soy mucho más que un útero fértil 
y un buen puñado de ovarios sanos y vigorosos.

Sangro por esos kilos de más
que me tienen constantemente a régimen
comprando cualquier mejunje que me prometa
un cuerpo diez y una silueta perfecta.

Sangro porque no soporto que otras como yo
vendan su cuerpo, estén al servicio de los hombres,
y encima sean despreciadas 
por los mismos que las alquilan y estupran.
 
Sangro por quienes interrumpieron su embarazo
en la clandestinidad en condiciones deplorables
y, encima, les hicieron sentir como apestadas.
 
Sangro por no estar nunca lo suficientemente preparada
como para aspirar a un sueldo decente
y por no ser nunca suficiente
como para que se me reconozcan mis méritos.

Sangro en la riqueza y en la pobreza, 
en la salud y en la enfermedad
hasta que la menopausia me libere de este tormento.

Y sangro, apoyada en la baranda de mi madurez,
soñando con un mundo más justo
en el que el control y la violencia
den paso a la compasión y a la sensibilidad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

NO-REALIDAD

La realidad es atravesada cada día   por un tren de indiferencia  y una cascada incesante  de anuncios publicitarios.  La realidad ya no es ...