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viernes, 31 de mayo de 2019

LOS SABOTEADORES DEL FITNESS

O cómo la sociedad confabula para que no te cuides
Algunos famosos llevan a cabo un ejercicio de cinismo admirable, como es el caso de Elsa Pataky, paradigma de vigorexia, que anuncia helados insinuando que vas a ponerte igual que ella si te dejas llevar por la tentación

Dicen los expertos en nutrición evolutiva que vivimos en grandes urbes en las que nuestro modus vivendi ha perdido toda conexión con las verdaderas necesidades de nuestro cuerpo. Que nuestro estilo de vida nada tiene que ver con los hábitos y costumbres que practicamos durante siglos y milenios, haciendo que nos impusiésemos sobre los demás animales y dominásemos nuestro entorno. Y es que es muy difícil zafarse de la gran máquina que mueve nuestra sociedad, que nos empuja a vivir hacinados y aislados al mismo tiempo. Agasajándonos con placeres fútiles y engañosos, al tiempo que apelan a nuestra pasividad, que disfrazan de confort.

Nos dan precocinadas las ideas, vendiéndonos constantemente una comodidad tan tentadora como perniciosa a través de la publicidad, el cine, las series, la televisión, las redes sociales, las revistas... Marcándonos las pautas, ofreciéndonos patrones de conducta y mimándonos con toda suerte de rutinas placenteras. Existen dispositivos que nos cuentan los pasos ¡Caramba, caminar es bueno! Otros que te miden la presión arterial, las calorías que consumes y máquinas que hacen el ejercicio por ti (‘gimnasia pasiva’). Al mismo tiempo hay ascensores, escaleras mecánicas, vehículos, todo tipo de medios de transporte, patinetes, Segways y un largo etcétera de aparatos que hacen que nuestra actividad diaria sea cada vez más reducida. 

Con la alimentación pasa lo mismo, es lo que yo llamo ‘hedonismo alimentario’ sabiamente manipulado. Ponte sexy y sensual comiendo helados mientras practicas el ‘silloning’ o mejor aún, practícalo con una buena tableta de placer adulto. Tiéndete en un chaise longue a saborear ese lácteo light y cero en grasa. Zámpate una buena loncha de embutido finamente cortada, con los ojos cerrados como hacía Diana en la serie de “V”. Métete esos vaqueros de la 34 comiendo cereales procesados con sabor a chocolate... En definitiva, endúlzate la vida, date un caprichito y si es rosa, ¡cómetelo, tonta! Lo han hecho pensando en ti, porque te lo mereces... 

El caso es que ir por libre y lograr zafarte de algunas de estas imposiciones puede convertirse en toda una odisea. Pues supone ir a contracorriente y no faltará quien te señale con el dedo o te critique abiertamente. Yo a estas alturas del cuento me hallo en disposición de decir que decidir cuidarte a través de una alimentación sana y equilibrada podría valorarse como 'actividad de alto riesgo', debido en parte a lo que yo llamo: ‘LOS SABOTEADORES DEL FITNESS’. Éstos están por todas partes, debajo de tu cama, en el metro, en el autobús, es tu compañero de trabajo, tu vecino, tu hermano, tu prima, tu propia pareja, tus hijos, tu mejor amiga… Su santo y seña es la IMPERTINENCIA. Son los que están pendientes de lo que te pides en el restaurante para mostrar una súbita extrañeza. Se dan codazos cuando abres tu táper en el trabajo (es auténtico ‘bullying’), al tiempo que te restriegan ufanos su bazofia trans y procesada. Enseguida te ponen la etiqueta de ‘rarita’ por no ajustarte al estándar. Y si eres vegetariano, prepárate!!! Porque aprovecharán cualquier ocasión para montarte el debate de ‘carne sí o carne no’, refugiándose en consignas tan manidas como: “las plantas también sufren”. Es un clásico que no falta en cualquier comida familiar. A mí ya ha llegado un punto en el que me enternece. En fin…

Otro saboteador no menos insidioso es el camarero que, aunque no te hayas pedido postre (hábito extenuante que desaconsejo a no ser que tengas una voluntad de hormigón armado como la mía), ha estado al quite y ha leído tu pensamiento, trayéndote una cucharilla para que compartas el postre de otra persona de la mesa (probablemente otro saboteador). Pero este derroche de consideración no es más que la segunda intentona del atento hostelero por subir tus niveles de azúcar en sangre y mimar tu insulina, ya que previamente se habrá dirigido a ti, MUJER, a la hora de detallar la larga lista de suculentos postres. Algunos no se cortan ni un pelo y acompañan su retaíla clavándote su mirada lasciva. ¡Repugnante!

“Hay que comer de todo”, “hay que darle gusto al cuerpo, no se puede estar siempre a régimen” o “de algo hay que morir”, son algunos de los totales fatalistas más utilizados por los saboteadores para socavar la moral del que, armándose de voluntad, buen hacer y la mejor de sus disposiciones, decide llevar a cabo una ALIMENTACIÓN CONSCIENTE, apostando por hábitos saludables y abandonando los que no lo son. Pero lo que más coraje me da es que dan por hecho que tú, por cuidarte, no disfrutas del placer de comer, cuando en realidad es al contrario. Alimentarte con consciencia hace que el disfrute sea aún mayor (no se come por comer ni de manera mecánica). Para los que cuidamos nuestra alimentación LA COMIDA ES ALGO SAGRADO y la disfrutamos mucho más porque la razonamos, la estudiamos, la medimos, la cuantificamos, la racionamos… No nos dejamos nada en el plato, ni la despilfarramos, ni la despreciamos, ni le hacemos ascos a nada por puro capricho y antojo…

En fin… A los saboteadores y a todos aquellos que se dejan siempre algo en el plato sólo les deseo una temporadita en casa de la Pataky...

sábado, 11 de mayo de 2019

AUNQUE EL GAÑÁN SE VISTA DE SEDA…


¡Ya es primavera en El Corte Inglés! 
De hecho, ya se encarga de recordárnoslo la publicidad, pero este año hemos tenido un adelanto y ha venido de la mano del defensa y capitán del Real Madrid Sergio Ramos que, poniéndose la moda por boina y el mundo por montera, nos ha alegrado el invierno con sus looks pintorescos y, cual carrusel de color, estampados y texturas, se ha propuesto ser él mismo un festival de tendencia, ¿quizá para compensar su escaso nivel de estudios o quién sabe si porque la moda le parece divertida…??? El caso es que este fornido mozo de Camas, fenotipo de Neanderthal a caballo entre el macaco y el chimpancé común, se ha propuesto convertirse él mismo en 'it-boy' a base de ponerse todo lo que ve en las pasarelas, siempre y cuando sea de firma, claro. Ataviándose con lo último en bufandas, dudosas gorras, extravagantes foulards, excéntricas americanas, maxi abrigos de colores imposibles, pantalones vintage, osadas corbatas, exclusivas pajaritas... Vamos, que le ha dado por disfrazarse cada vez que sale a la calle y siempre hay un objetivo que lo capta y lo reproduce en papel cuché o lo que es más divertido, en forma de memes. 

“Con la moda no se juega” o “la elegancia no se compra con dinero” debería tatuarse todo el que pretenda ser referente de estilo a fuerza de ensartarse prendas de firma sin ton ni son. La moda no es ni fácil ni obvia ni frívola como mucha gente cree. Es arte. Algo para lo que se requiere una alta sensibilidad, sentido de la estética, de la imagen, del decoro e ingenio y talento, pues pertenece al mundo de lo sutil, de la intuición y de la creatividad. No es extraño que las pasarelas abran telediarios, congreguen a las personalidades más relevantes del panorama mundial y sea tan sumamente difícil hacerse un hueco como diseñador, modelo, it-girl, crítico o influencer. La moda tiene su razón de ser cuando suma, cuando aporta, cuando fusiona sabiamente con la personalidad y la realza.

En fin... Gracias, Sergio Ramos, por recordarnos que la elegancia es democrática y que no se compra ni con dinero ni con títulos de copa. Yeeeejah!!!!

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...