Dedico este relato epistolar a Antonia Jiménez, mi madre.
Hola,
mamá:
Hoy hace trece años que te fuiste. No nos
despedimos, quizá no nos hizo falta. Tu esencia viaja conmigo en mi mirada, en
mi piel, en mi pelo. Al parecer, Dios tenía planes distintos para nosotras,
papeles invertidos. Para ti, tardes interminables postrada en la butaca o en la
cama, para mí, el papel más importante de mi vida.
Papá me lo decía una y otra vez,
“niña, tienes la misma percha que tu madre”, “eres igual de cafetera que ella”, “coses sin dedal como tu madre”. Se le llenaba la boca, le encantaba ver en
mí cosas tuyas. Él nunca perdió la esperanza, yo secretamente, tampoco. Lo supe el día en el que me tocó romper el hilo de esa cometa al decirle que
ya no estabas, que te habías ido.
Decirte que papá y yo nunca dejamos
de recordarte ese verano maldito, en el que echamos tantísimo de menos tu
candor, tu mirada inquieta, tus jadeos en medio de la noche, tus espurreos de
comida, tus toallas empapadas de babas… Papá no tardó nada en irse contigo y yo
empecé una vida nueva, ésa que siempre quisisteis para mí.
Mamá, hoy quiero decirte que lo
conseguí, he superado con creces todas las expectativas, las vuestras y las
mías propias. Soy una mujer fuerte y tengo una vida plena y maravillosa. Quiero
que sepas que cada cosa que he conseguido os la he dedicado a vosotros, a ti y
a papá, que cada mañana te veo en el espejo cuando me peino y que utilizo las
mismas expresiones que papá.
Quiero que sepas que daría todo por
tomarme un café contigo y que Dios debe de tener en alguna parte un plan de
chicas para nosotras.
Ten
seguro, mamá, que cuando deje esta tierra, te buscaré por toda la eternidad.
Hasta
siempre:
Susana
P.D.:
Ve poniendo la cafetera.
Qué bonito, prima ... yo también estoy convencida de ello ... grandes planes de chicas os esperan
ResponderEliminarLa sinceridad con la que escribes para ella es un verdadero y bello homenaje a tu madre. Hondo y sentido. Así me ha llegado. Precioso.
ResponderEliminarMe ha encantado como todo lo que escribes, me siento reflejada en como se fue en circunstancias parecidas pero sobre todo con el mimetismo que compartimos muchas hijas con nuestras madres,cómo cada día que pasa nos damos cuenta de como nos parecemos en tantas cosas y de como ellas viven en nosotros y lo del café es increíble, cada momento triste, alegre,siempre iban acompañados de café con leche condensada a poder ser, gracias guapa por acercarme a ella aún más si cabe
ResponderEliminarGracias por vuestras palabras, por vuestra empatía y por participar en este pequeño homenaje.
ResponderEliminarNo me canso de leerlo susi♥️♥️♥️♥️
ResponderEliminarQue bonito y que sentimientos mas bien expresados , ni me puedo imaginar la alegria y el orgullo que sentiria tu madre de verte en la persona guapa ..inteligente y buena que eres ..una abrazo sobrina ella donde está vela por ti ...
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