Foto de la Navidad 2015 |
1. "Felices Fiestas por si no nos vemos".
Esta fórmula de despedida que decimos todos, ahí donde la veis, guarda un reverso tenebroso y es que por dentro estamos pensando "a ver si es verdad que no lo veo en todas las fiestas". También es la 'frase rescate' que pone el broche de oro a esas despedidas eternas en medio de la calle con las llaves del coche en mano y la otra en el cuello apretándote la bufanda a cinco grados temperatura ambiente.
2. "Hoy no tengo la casa muy limpia".
Es cinismo puro, se la decimos a las visitas nada más entrar por la puerta después de haber estado todo el día hecha una cenicienta, limpiado con ahínco lo que no se ve y dando cera a las manzanas del frutero, abrillantando los pomos de las puertas y sacando lustre a los rodapiés del rellano, por si acaso. La repetimos de forma lastimera cuando nuestro invitado entra en el cuarto a dejar el abrigo, cuando va al aseo, a la terraza, a la cocina... Yo reconozco que la utilizo todo el año, porque sí, me han educado en la idea de que el que entra en tu casa lleva el algodón del mayordomo del Tenn y lo va a pasar por la taza del wáter, el último estante de la librería y por supuesto, por cada uno de los medallones de la lámpara de cristal del salón. ¡Qué de daño que han hecho algunos anuncios y qué cabrón que era el mayordomo!
3. "Mañana a estas horas lo mismo somos millonarios".
¡Que nos gusta decirla! es oírla y verlo todo de color de rosa o más bien debería decir morado, el color de los billetacos de quinientos. Y qué desgraciaos que somos... Mira que sabemos que lo único que nos va a tocar va a ser fregar la vajilla y limpiar la casa tras el aquelarre navideño. Pues nada, no hay español que no se haga con un decimito, se lo restriegue por la cabeza a San Cucufato y diga en algún momento esta esperanzadora frase, recreando la escena de los afortunados premiados a pie de calle agitando con brío una botella de champán. Imágenes que vemos todos los años y sacan lo mejor de nosotros, ya que nos alegramos por los demás. Pero sobre todo, de que no le haya tocado a tu cuñado. "Por lo menos tenemos salud que es lo importante" o "siempre nos quedará El Niño" son los premios de consolación, antes de ser engullidos de nuevo por la vorágine de los Reyes y los regalos y de ser pisoteados por la cabalgata y bombardeados por cientos de caramelos.
4. "¡Nos vemos el año que viene!"
Es rancia pero yo no me resisto a decirla año tras año. Porque hay que reconocer que tiene algo de vertiginoso y de apocalíptico saber que no vuelves a ver a tu vecino de enfrente hasta el año siguiente. Reconozcámoslo, es lo más cerca que vamos a estar de viajar en la máquina del tiempo.
Es rancia pero yo no me resisto a decirla año tras año. Porque hay que reconocer que tiene algo de vertiginoso y de apocalíptico saber que no vuelves a ver a tu vecino de enfrente hasta el año siguiente. Reconozcámoslo, es lo más cerca que vamos a estar de viajar en la máquina del tiempo.
5. "¡Que tengas una buena salida y entrada de año!"
También está en versión corta, ya que si entras, se supone que has salido. Creo que no la he utilizado aún, es relativamente nueva y la primera vez que la oí me hizo mucha gracia. Bah, qué importa que el nuevo año sea un truño, si lo verdaderamente importante es cómo entras y cómo sales de éste.
También está en versión corta, ya que si entras, se supone que has salido. Creo que no la he utilizado aún, es relativamente nueva y la primera vez que la oí me hizo mucha gracia. Bah, qué importa que el nuevo año sea un truño, si lo verdaderamente importante es cómo entras y cómo sales de éste.