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sábado, 20 de octubre de 2018

FIESTA DE GRADUACIÓN

ÁLEX ya había escogido el reloj que luciría para la ocasión. En acero y de tres agujas, lo adquirió en aquella vieja tienda del barrio donde su madre llevaba los empeños, la misma en la que le comprara su medallita de la comunión, que pagó a módicos plazos. Era todo lo exacto que podía ser un reloj, con ese detalle exclusivo que hacía que fuese para las ocasiones especiales. Las piezas encajaban como las de un motor y el apresto de la camisa de fibras nobles, corte clásico y cuello francés parecía ser el tándem perfecto. El hilo dorado de la esfera hacía juego con los centelleantes gemelos que Álex deslizaba entre sus dedos cual prestidigitador a punto de sacar un as de corazones de su puño almidonado. Su madre lo observaba intranquila desde el quicio de la puerta, gesto habitual en ella, que veía insuficiente todo cuanto hacía por su hijo desde que faltara el padre, éste, tripulante de cabina, decidió un buen día no hacer el camino de vuelta a casa, emprendiendo una nueva vida en un país de clima tropical.

MANUEL había colocado todo sobre la cama y con el pelo aún húmedo, decidió enfilarse la camisa que adquirió el día antes en la cuarta planta de un conocido centro comercial. No era de algodón egipcio, pero el impecable planchado al vapor un minuto antes le confería un apresto impecable. Tras abotonársela atolondradamente frente al espejo le dio la impresión de ser un novio recién salido de la ducha o del túnel de lavado. Quería impresionar a Lucía, su compañera de clase desde que era adolescente y fueran pareja aquel año en los juegos de las fiestas patronales del insti. Ganaron la carrera de sacos, el concurso de comer espaguetis y desde entonces no habían vuelto a compartir saco ni tenedor ni nada. Más bien al contrario, a Manuel le tocaría ver cómo Lucía compartiría una tarde sí y otra también algo más que un banco con Roberto, su mejor amigo.

Era la primera vez que MARCOS asistía a un evento similar y vivía los preliminares con la ilusión y la emoción de los ritos iniciáticos. Una candidez que pasaba por ir completamente de estreno y copiar el look del Instagram de Cristiano Ronaldo. Sus compañeros lo llamaban cariñosamente Tarzanito, porque de niño estaba siempre subiéndose a los árboles. Una afición que de mayor trocaría por actividades como la escalada deportiva, el barranquismo o el piragüismo. Estaba muy apegado a su hermana, que vino al mundo veinte años después que él. Ésta lo miraba divertida desde la cama, él le pidió que le acercara el complemento estrella y Martina le entregó con solemnidad la corbata, un trozo de tela prodigioso que veía girar alrededor del cuello de su hermano, transformándolo en un apuesto doncel que ella encontraba encantador e irresistible.

Desde la salita, la voz estridente y gritona de una actriz de telenovela se confunde con el ambiente festivo de una tarde de Junio, gritos eufóricos de niños que juegan en la calle, el ruido de una moto que pasa, trallazos de reggaeton... AARÓN camina por su habitación con paso felino y repasa mentalmente su plan. Bruce Lee le guiña un ojo desde el póster de la puerta, en Spotify suena "Baby, can you light my fire" y sobre la cama, abierto por la página once, "Catedral" de Raymon Carver junto a su inseparable brazalete de cuero y doble correa. Fue hace seis años que planificó por vez primera este momento, asido a las esquinas pintarrajeadas de su pupitre mientras partía en dos un lápiz y entornaba los ojos... Mañana ya formaría parte de la historia. Ahora vivía el frenesí que le daba ser una nota discordante, un motor enloquecido y silencioso que explotaría e incendiaría el cielo y cuyas llamaradas se verían a miles y miles de kilómetros. Tras frotarse las manos con su fragancia favorita de Bulgari, había llegado el momento de inclinarse y empuñar la legendaria katana que adquiriera hace tres veranos en un mercadillo de Bangkok. El mítico sable japonés de hoja curva y 4.096 capas de acero unidas entre sí, era sin duda el complemento perfecto para su traje de gala, compuesto por camisa de cachemir y cuello mao, pantalón con raya lateral, mocasines Martinelli de charol, pajarita y fajín rojo sangre, el color de la gloria...


lunes, 8 de octubre de 2018

EL CINISMO VISTE DE PRADA

Si hay algo que me divierte de la crónica social, son los totales de las celebrities que, por anodinos que parezcan, son siempre un pozo de falacias, apariencias y pretensiones. He aquí un ranking de las declaraciones más extendidas entre los famosos cuando le ponen una alcachofa por delante. Las reconoceréis enseguida por su falta de originalidad y porque quizá tú mism@ las hayas dicho alguna vez...
1. ¿Mi secreto de belleza? Beber mucha agua.
Se trata éste de uno de los consejos más manidos y extendidos, hasta el punto de que los niños de teta es lo primero que aprenden, seguramente porque ya lo hayan oído de fetos. Ha saltado de la tele a nuestro día a día y te lo puede decir tu médico, el presentador de 'Saber Vivir' o tu vecino en el ascensor y no tiene contraindicaciones ni efectos adversos, al menos eso cree la mayoría de la gente. Y si no, que se lo pregunten a la Preysler, que es una de las celebrities que ha tenido a bien de compartir tan codiciadísimo secreto de belleza con nosotros.
2. ¿Mi secreto para estar en forma? Correr detrás de mis niños.
Éste me da especial coraje, porque no hay nada más duro que tener niños pequeños, y no hay nada más desquiciante y agotador que bregar con éstos cuando están en la fase meto-los-dedos-en-los-enchufes-y-me-tiro-a-la-carretera-sin-mirar. Para el que no lo sepa, ni cuidar niños ni hacer las tareas del hogar queman calorías!!! O al menos no las suficientes como para compensar el hambre voraz que provoca este estado de ansiedad permanente. Tampoco tonifica los músculos, a lo sumo, te acarrea una lumbalgia o una tendinitis...
3. ¿El mejor papel de mi vida? Sin duda el de madre.
Junto con el anterior, se lleva la palma al cinismo con mayúsculas y no hay mamá famosa que se resista a este juego de palabras tan bien traído, sobre todo si eres actriz. Sí, sí, os creemos, sabemos que es más importante vuestro papel de madre que aquél que os proporcionó un Óscar y un caché multimillonario...
4. ¿Mi prenda de vestir preferida? Unos vaqueros y una camisa blanca.
Esta máxima no me daría tanto coraje si no fuera porque quienes la hacen suya son modelos, actrices o famosas que están hartas de lucir los diseños más espectaculares y exclusivos de los mejores diseñadores del mundo... Venga, sí, aceptamos vaquero y camisa blanca como animal de compañía y no el Versace que te calzaste para posar en el último fotocall, ni el Gucci que llevaste a la última entrega de premios, ni el Óscar de la Renta del día de tu boda...
5. De mi casa, ¿mi pieza favorita? Sin duda una mesa que restauré hecha a base de palets de fábrica.
En el mundo de la decoración, no hay pij@ que se precie que no haya hecho gala de sencillez con esta idea tan creativa a la par que elegante. Sí, sí, es lógico que la pieza favorita de tu casa sea una montaña de palets puercos y no esa pieza de diseño tan exclusiva que te costó el sueldo de todo un año de un trabajador de clase media, no... Ni la imponente cocina Ferrari de diseño industrial y edición limitada que tienes...
En fin, a los ricos y famosos que hacen suyas estas falacias, solo les deseo una vida tan sencilla como la mía...

miércoles, 3 de octubre de 2018

A MICHAEL JACKSON


En el incontenible camino de la vida
encontré la voz más dulce que escuchara…
Y así me acompañó entre las tinieblas
en una juventud que apenas despertaba.

Su voz, su ser, su luz, rompieron todo
como un caudal de vida desbordada
y ya no hubo más sombras ni tinieblas
en una adolescencia desolada.

No había una mañana sin la magia
de una canción sonando en mi ventana
y en mis noches, su silueta inconfundible
dibujaba mil pasos sobre mi almohada.

Su voz venció mi mundo de tinieblas
en un idioma nítido y cercano,
venciendo la barrera del sonido,
del tiempo, del futuro y del pasado.

En el incontenible camino de la vida
encontré la voz más dulce que escuchara…
Y me ha de acompañar con la certeza
de que algo de él ya es parte de mi alma.

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...