Vistas de página en total

martes, 27 de marzo de 2018

¡QUE COMIENCE EL ESPECTÁCULO!



                                                 Sep 2017 Conil de la Frontera



No miento si os digo que hace tres años y ser diagnosticada de cáncer de mama, pensaba que esta palabra era sinónima de muerte, una enfermedad terrible e implacable, que degrada tu físico hasta no reconocerte en el espejo. Alopecia, vómitos, cansancio, desánimo, abatimiento. Hoy, a tan solo un año de haber terminado mis sesiones de quimio y radioterapia, he de reconocer que mi experiencia no puede estar más alejada de lo anteriormente expuesto. Jamás pensé que algo tan pernicioso como un cáncer pudiera traer consigo el hálito de un nuevo renacer en todos los sentidos. Una prueba que me ha permitido sondear ciertos aspectos de mí y de mi cuerpo que, aunque intuía, estaban dormidos, esperando ser descubiertos. Una transformación silenciosa e intuitiva que he ido hilvanando con el hilo de la esperanza y la convicción de que, a pesar de todo, estaba en el camino correcto. Una metamorfosis forzosa y hermosa en la que me he visto rodeada y arrastrada por un río de gente, una corriente humana maravillosa y la sensación creciente de estar en paz conmigo misma y en sintonía con el universo.


Vivimos en un mundo plagado de calamidades y al mismo tiempo de belleza. Somos serpentinas que giran una y otra vez entre las sombras, aglutinando miserias y sufrimiento. Somos cerrazón, terquedad y recelo, vivimos constantemente ofuscados por prejuicios que proyectamos en los demás.


Hoy me siento agradecida a la vida por haberme dado la ocasión de pasar por esta experiencia, por haberme dado la oportunidad de renacer. Nunca olvidaré la mañana en la que me rapé la cabeza. Estaba en el baño, sola, frente al espejo, mientras sonaba la música de mi cantante preferida. Tampoco olvidaré el momento en que salí por primera vez con mi peluca y dije para mis adentros: “¡Que comience el espectáculo!” Y así ha sido mi vida a partir de mi cáncer: espectacular. Desde que libré esta hermosa batalla, siento la vida con más intensidad. Ahora, cada día es una hermosa melodía que no quiero que se acabe. Me siento vibrante al morder mi tostada matutina y sorber mi aromático café, al salir a la calle y ser deslumbrada por un sol apabullante, al verme coreada por mis perros, al saludar a mis vecinos y charlar animadamente con la gente. Pero sobre todo, me siento privilegiada por vivir en esta parte del mundo, donde me siento protegida y por disponer de tratamientos y profesionales especializados en mi enfermedad, por poder trabajar día a día en lo que me gusta, por contar con unos alumnos excepcionales y respetuosos que aprecian mi trabajo y por tener a mi pareja que me acompaña y apoya en todo cuanto hago. 


Me queda tanto por hacer y tengo tantos sueños por cumplir, que solo espero vivir lo suficiente como para poder devolverle a la vida todo lo que me ha dado y que vosotros y vosotras lo veáis. 

7 comentarios:

  1. Este artículo me ha enternecido, creo que todo el mundo debería ver la vida siempre como si el día que te levantas fuera su primer día, y aunque sea topico poner al mal tiempo siempre buena cara, por algo uno de mis refranes favoritos es no hay mal que por bien no venga. Nada ocurre por casualidad y las casualidades no existen detras de un día triste siempre hay una buena noticia que te arregla el día

    ResponderEliminar
  2. Amiga cuanta grandeza ahí en tu ser , gracias por compartir, me ha llegado cada palabra en lo más profundo de mi alma, me alegro de que firmes parte de mi vida un fuerte abrazo

    ResponderEliminar
  3. Cuanta grandeza ahí en tu ser, me ha llegado cada palabra a lo más profundo de mi alma, no olvidemos nunca el vivir el aquí y el ahora un fuerte abrazo amiga

    ResponderEliminar
  4. Decirte que eres un ser grande en todos los aspectos y me acuerdo de aquel instante que por sorpresa te cogí cortando tu pelo y vi a una mujer preciosa y grande.jjjjiiiiii nunca se me olvidará cuando te dije estás más guapa que Sidnead o'connor.

    ResponderEliminar
  5. Excepcional testimonio... con la magnifoca prosa que te distingue.

    ResponderEliminar

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...