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viernes, 31 de enero de 2020

'FEMINISMO' PARA GAÑANES

El feminismo es esa exquisita pieza musical que cuando queremos escuchar, tenemos al vecino taladrando, el de arriba con la música a todo volumen y la calle surcada por sirenas de policía y ambulancias.

¿Eres de los que piensa que el feminismo es como el machismo pero a la inversa? ¿Cuando oyes la palabra se te hielan los testículos y sientes un escalofrío por la espalda? ¿Crees que en España las mujeres no tienen motivos para echarse a la calle a pelear por sus derechos? ¿Eres de los que siempre tienen un ejemplo a mano para insinuar que la ‘brecha salarial’ no existe? ¿Piensas que el feminismo es un movimiento concebido para anular al hombre? Si tu respuesta a casi todas estas preguntas es “sí”, considérate afortunado de encontrarte entre estos renglones, porque estás a punto de leer una explicación acorde con tu mentalidad elemental y costumbrista.

No, no me ha hecho falta verme todas las películas de Manolo Escobar, ni he estado compartiendo chinchón y dominó con abueletes de barrio, ni acudiendo a tentaderos, concursos de escupir aceitunas o catas de jamón. Tampoco he necesitado verme todos los programas de Bertín Osborne de una sentada, ni montarme un edificante debate con quienes cuelgan la bandera anticonstitucional en su ventana. Para encontrar un símil capaz de atravesar la gruesa corteza neandertal propia del varón elemental de ideas recias y pensamiento plano, tan sólo he necesitado un símil, tosco, pero símil al fin y al cabo.

Dicen que no está hecha la miel para la boca del asno, pero como yo pienso que todo el mundo tiene derecho a paladear el más sublime de los manjares, he aquí una explicación didáctica del ‘feminismo’ en consonancia con mentalidades obtusas, cerradas o simplemente desinformadas.

Es hora de arrojar luz sobre un palabro tan actual como controvertido, que forma ya parte de nuestra vida cotidiana. Utilizada por políticos, artistas, influencers, etc. Ya sea porque está de moda, por esnobismo o por ser políticamente correcto, el feminismo es manoseado y manipulado a partes iguales por detractores y adeptos. ¿El resultado? Un batiburrillo de insensateces mezcladas con ideas contradictorias, consignas manidas y topicazos. Siendo todo junto un mejunje de tufillo dudoso y sospechoso, tendente a lo negativo. Es como si nos lo quisieran imponer al tiempo que no tenemos ni idea de lo que significa. El feminismo es esa exquisita pieza musical que cuando queremos escuchar, tenemos al vecino taladrando, el de arriba con la música a todo volumen y la calle surcada por sirenas de policía y ambulancias.

Allá vamos:

Imagínate que eres un albañil y tienes que alisar una pared llena de grietas y agujeros. ¿Qué necesitas? 

Un par de guantes
Un paño
Cubo con agua
Masilla
Espátula
Lija
Pintura
Rulo para pintar

Tras limpiar previamente la pared, el paso siguiente sería, con ayuda de una espátula, proceder al relleno de los agujeros. Para ello necesitaremos una masilla adecuada a la profundidad de los desperfectos, que no se agriete y que no merme con el paso del tiempo. Una vez pasado el tiempo prudencial de secado, procederemos a lijar y pintar nuestra pared.  

Hasta aquí todo perfecto. Ahora imagínate que nuestra sociedad es esa pared y los agujeros y las grietas las desigualdades e injusticias entre hombre y mujer. ¿Cómo habría que arreglarlo? ¿Tirando el muro abajo a lo cascoporro? Nooooo. ¿Poniéndole una pintura bonita para disimular los desperfectos? Nooooo. ¿Habría que picarla entera? Tampocooooo.

Si hasta aquí lo has comprendido, vas bien, gañán.

Aquí es cuando entra en juego el ‘feminismo’: éste sería la ‘masilla’ que rellenaría los agujeros. El muro entero no necesita masilla, sólo los agujeros y las grietas. No es preciso que restriegues la masilla por toda la pared, tampoco es para que te la metas por las orejas o se la atices al que pase. ¡¡¡La masilla es sólo para los agujeros!!! El resto está bien, no hay que tocarlo. Lo que está bien, está bien. Una vez subsanados los agujeros, se lija la pared para eliminar posibles impurezas y para que ésta quede perfectamente igualada. La pintura es el paso último. Ya que pintar sin tapar los agujeros sería de fulleros y tendríamos una chapuza de pared. 

Al igual que la 'masilla', el 'feminismo' está concebido para un fin específico, va a donde se necesita, donde hace falta, donde se requiere, y es bueno para todos. La 'pared' es nuestra 'sociedad' y el 'muro' es el 'mundo'. Si se repara convenientemente, éste lucirá liso, homogéneo y reforzado. 

Hagamos todos de palustre, de buen albañil y ¡¡¡¡pongámonos de una vez manos a la obra!!!!


Notas explicativas:

Pared = la sociedad
Muro = el mundo
Alisar = igualar
Agujeros y grietas = desigualdades, injusticias, discriminación entre hombre y mujer
Masilla = feminismo
Albañil = nosotros
Tirar el muro = cargarnos el sistema
Picar toda la pared = ir en contra del hombre
Lijar y pintar para que no se note = tener una chapuza de sociedad

2 comentarios:

  1. Bravo, Susana, si algunos siguen sin entender, después de esta explicación es que no tienen arreglo, jejeje. Me ha encantado, como siempre, tu retranca.

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  2. Buen intento!!! Pero todavía hay que llevar la mayoría al oculista para que puedan ver las grietas. Ellos no piensan que haga falta ninguna reforma.

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