EL PRESTIDIGITADOR
Un querubín de pelo ensortijado
avieso en la oratoria y la coartada
electo por la banca acaudalada
pimpante como un novio desposado.
Lampiño, apuesto, limpio y pertrechado
se erige fiel faquir de la timada
con la declamación como aliada
en asesoramiento, insuperado.
Y como buen alumno aventajado
en la gestualidad contrapesada
con un gesto expansivo y afectado.
Dirige el dedo hacia la americana
escondiendo el pulgar tras la otra mano
y un brillo contenido en la mirada.
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EL ANFIBIO
Un púber zagalón de gris chaqueta
se abre paso henchido entre la gente
que aclama “presidente, presidente”
como el que vitorea a un guardameta.
Gran trepador, de compostura inquieta
adopta una estrategia ambivalente
el ser igual y a veces diferente
según lleve ese día la careta.
Un príncipe adiestrado en la gracieta
en la plática fatua y convincente
testigo de Jeová de la pirueta.
De mentón afeitado y prominente
recita de memoria su historieta
pero para ofender a los de siempre.
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Mi más cerrada ovación a tu lírica y don de la rima.
ResponderEliminarBravo!!!!
ResponderEliminar¡Qué grande eres, Susana y qué necesaria es tu poesía! ¡Un abrazo lírico!
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