Vistas de página en total

miércoles, 5 de diciembre de 2018

DE NOCHE TODAS LAS FERRETERÍAS ESTÁN CERRADAS


Cara Delevingne, para mí el rostro más bello de la moda actual

Tania se sabía hermosa y no sólo porque se lo dijeran los espejos, sino porque era algo que comprobaba cada día y desde pequeña supo leer el deseo en los ojos de los hombres. Intuía que había caminos, lugares y situaciones que era preferible evitar y tenía claro que, de verse en una situación comprometida, todos la señalarían con el dedo acusador. Su cuerpo, irresistiblemente femenino, era la reencarnación del pecado, el blanco de las miradas codiciosas y de toda suerte de prejuicios. Tania nunca olvidaría la noche en que se cruzó con Paco, uno de los mejores amigos de su padre, en el portal. Éste le pidió que le acompañara a la ferretería a por unos tornillos que debía llevar luego a su padre. Fue subirse en el coche y plantarle la mano en la rodilla, reacción que le pilló por sorpresa. Nunca olvidaría la expresión de Paco, el entrañable amigo de papá que tantas veces le había traído chuches, cuando éste le levantó la falda sin cortarse un pelo… Tenía la mirada encendida, la boca entreabierta, el rostro transfigurado… Cuando quiso darse cuenta, estaban en un solitario escampado. Tania se aferró a la manilla de la puerta, pero los cierres estaban bloqueados. Presa del pánico, pensó en los malditos tornillos, en que se había pasado media hora frente al espejo haciéndose espigas en el pelo, en que llevaba su falda favorita y esa mañana en el cole había aprendido a hacer raíces cuadradas y David, el chico que le gustaba, le había cogido de la mano en el recreo. 

Tania enmudeció bajo los neones de un cartel publicitario que proyectaba sombras violáceas sobre sus pechos. Transida de miedo y de culpabilidad, reprimió las náuseas  y las ganas de llorar, cerrando los ojos hasta que éstos fueron dos nudos imposibles. Por primera vez se odiaba a sí misma, la chica que se contoneaba risueña y orgullosa frente a los espejos le parecía ahora estúpida, vulgar, ridícula... Un tipo infecto cuyos hijos podían tener la misma edad que ella, ejercía pleno poder sobre su cuerpo y sabía cómo profanarlo, al tiempo que daba tragos a una botella de whisky barato. Al dar por terminada la faena, la soltó como el que tira una muñeca y le dijo: "estabas deseando que te hiciera mujer, ¿eh?". Tania se hundió en su asiento y vio cómo sus sueños partían para siempre...

2 comentarios:

  1. A los que les parezca duro este relato, más dura ha sido hoy la sentencia del caso de 'la manada'.

    ResponderEliminar
  2. Estremecedor este relato lleno de realismo actual y por desgracia así es hay sentencias más duras y con traumas para siempre en ambos casos. Un beso guapa. 😘

    ResponderEliminar

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...