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sábado, 16 de junio de 2018

LAS PIRAÑAS ESTÁN EN LA TELE

Ésta no lleva corona ni falta que le hace. Tampoco está casada con un Borbón ni tiene apellidos griegos de rancio abolengo ni un museo en Madrid con su nombre. La inédita ganadora del reality Supervivientes es una veinteañera malhablada que tiene en su haber ser la ganadora de Gran Hermano 16 y haber protagonizado polémicos y tormentosos romances con chicos de la cantera del programa de Tele 5 ‘Hombres, Mujeres y Viceversa’. Vamos, he aquí la nueva heroína de la cadena privada famosa por dedicar buena parte de su parrilla al chismorreo más vulgar, un universo donde las estrellas más rutilantes son la hija de la Pantoja, su incombustible hermano o María Lapiedra.
El caso es que yo no tengo nada en contra de este tipo de cotilleos ni de programas, Dios me libre, es entretenimiento y tiene que haber de todo. Pero de un tiempo a esta parte me inquieta observar la forma en la que presentadores y colaboradores de esta cadena justifican los actos de estos personajes que ellos mismos erigen, promocionan y explotan hasta la extenuación. Tanto es así que se han inventado un ‘código de valores’ propio, distorsionando conceptos básicos a su conveniencia, y es que han renovado hasta la noción de ‘generosidad’, que ahora no es otra que salir en la tele a contar lo que no está escrito, vamos, lo que coloquialmente llamamos ‘sacar los trapos sucios’. El mejor ejemplo lo tenemos en Belén Esteban, que hizo del despecho hacia su expareja y familia política el negocio del siglo el día en que salió de Ambiciones con una mano delante y otra detrás colándose en nuestras vidas para siempre.

Pero resulta que la cosa va degenerando y el ambiente se va enrareciendo. Parece que cada vez les cuesta más encontrar a examantes despechados, empleados traidores, chicas de barrio malhabladas, personajes que estén dispuestos a abrirse en canal por los platós y hablar sin filtros, a interpretar conmovedores monólogos a cámara con la mirada húmeda y la música de "Lo que el viento se llevó" de fondo y que tengan la genialidad y la chispa de sacarse chascarrillos y lemas como “por mi hija mato” o “hasta nunqui”… Pues bien, nos quieren vender que estos personajes, capaces de vender a su propia madre por dinero, no son la viva imagen de la deslealtad, noooo… Que va, en vez de eso, son generosos, toma. Este paradigma también tiene su contrapartida, que son los que no dan juego ni espectáculo, los que tienen un mínimo de decoro y de dignidad, denominados ‘muebles’. La cadena los detesta, los califica de fraude y no duda en echarlos a gorrazos, puesto que no dan audiencia.

El caso es que a mí me encantan los realities y este tipo de prensa sin pretensiones que llaman ‘casposa’, pero me parece ridículo y desacertado que quieran justificar a toda costa actos que son reprobables de toda la vida, como insultar, contar intimidades de otras personas, no tener sentido del pudor y del decoro o traicionar con todo el descaro y sin miramientos, y luego nos quieran vender que es un acto de generosidad -no se lo creen ni ellos-. Igualmente, dicen una y otra vez que no vales para la tele si no eres polémico y 'das juego', cuando en realidad lo que hacen es atentar contra la dignidad humana, doblegando y humillando a las personas, a las que tientan con suculentas cantidades de dinero. La víctima perfecta es la vulnerable. Para vender tu alma a Tele 5, convertirte en la diana perfecta del escarnio o el linchamiento y ser el opio del pueblo un tiempecito, tan sólo hay que tener una situación económica desesperada, ser una estrella venida a menos ávida de protagonismo o una pobre veinteañera inestable con problemas de autoestima como Sofía.

En fin, a pesar de todo, prefiero a la que tiene incontinencia verbal, es caprichosa, malhablada e inmadura, a la que ha vivido toda la vida a costa nuestra, reprimida y sin decir ni mu.

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