Estamos acostumbrados a las salas de espera, a acudir a mostradores, a reclamar pruebas, citas, analíticas. Estás en una lista interminable y sabes que ese juanete o esa hernia va a seguir estando ahí el año que viene. El que puede, se hace un seguro privado, por si las moscas.
Una Sanidad Pública que damos por descontada porque siempre estuvo ahí, con sus momentos mejores (suministrando recetas a toda la familia) y peores, pero siempre ahí.
El desconocimiento nos lleva a una profunda falta de consciencia. Conseguir el Estado de bienestar, con la cobertura actual que disfrutamos, no ha sido fácil; es más, no todos los países la tienen. Véase el ejemplo de EEUU: ¿Sabes que en el país del tío Sam “cerca de 45.000 personas mueren cada año debido a la falta de un seguro de salud y de una buena atención médica?" (BBC News mundo). ¿Sabes que en Estados Unidos, “el 25% de la población pospone la visita al médico porque no pueden pagar el coste astronómico de la atención sanitaria?" (elDiario.es en colaboración con TheGuardian) Y que “el 42.4% de los pacientes con cáncer se gasta los ahorros de su vida?"(Estudio publicado en The American Journal of Medicine).
¿Alguna vez te has preguntado cómo sería tu vida sin una Sanidad Pública?
1. ¿Tu situación laboral es inestable?
2. ¿Eres mileurista?
3. ¿Eres más viejo que un nudo y te siguen ayudando tus padres económicamente?
Si tu respuesta a todas estas preguntas es afirmativa, reza. Reza para que no te salga un cáncer. Reza para que tu hijo/hija no nazca con una enfermedad rara o con una salud precaria. Reza para que tus ancianos padres no pillen un Covid o cualquier enfermedad que los haga tambalearse, porque lo que os van a decir es “se iban a morir igual” (Isabel Díaz Ayuso). Porque LO ÚNICO QUE VAN A MIRAR ES TU TARJETA DE CRÉDITO.

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