Vistas de página en total

miércoles, 8 de marzo de 2023

EL DÍA QUE NO FUI A CLASE

Dedico este rimado poema a mis alumnas del nocturno.

El día que no fui a clase, se armó la marimorena, 

me tocó fregar los platos; después, preparar la cena. 


Aquel día en que falté, decidí no creer en mí,

amparándome en “amigas” que apoyaban mi desliz.

 

El día que no fui a clase, puse la tele muy alta,

me di una ducha muy fría y dormí sin poner la alarma.

 

Aquel día en que falté, estrenaban una serie que no me quería perder: 

la vida de otra persona, el sueño de otra mujer.

 

El día que no fui a clase, alguien decidió por mí

lo que tenía que comer, cómo tenía que vestir…

 

Aquel día en que falté, cambié mi primer trabajo 

por uno de 12 horas seguidas y sin descanso.

 

El día que no fui a clase, me endosaron los cuidados, 

primero vino el abuelo, el suegro, el tío Genaro…

 

Aquel día en que falté, empecé a estar mal pagada

y a desear la propina de quien de mí se apiadaba.

 

El día que no fui a clase, perdí sin saber el tren, 

ese que tanto corría: 

el tren de la libertad y el de la sabiduría.

 

Aquel día en que falté, aprendí a chapurrear, 

a mentir en el currículum y a decir “je ne sais pas”.

 

El día que no fui a clase, alguien me pagó la cena,

me pidieron matrimonio y me preñé a la primera.

 

Aquel día en que falté, las páginas de mis libros se mancharon de azafrán, 

más tarde, de lamparones de papilla y de Prozac.

 

El día que no fui a clase, aprendí a desaprender 

lo que pude haber sabido y jamás nunca sabré.

 

Aquel día en que falté, 

empecé a sentir envidia de mis otros compañeros; 

puede que ellos consigan llegar donde yo no puedo.

1 comentario:

  1. ANTONIO PARDO ABAD8 de marzo de 2023, 5:38

    Genial mi querida amiga. Te superas día a día!!

    ResponderEliminar

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...