Vistas de página en total

viernes, 10 de julio de 2020

CAMBIANDO DE TERCIO


Toda la vida dando ejemplo de decoro, de pareja modélica, de saber estar. Un tándem familiar perfecto, un binomio de élite, castizo y acaudalado, que nos ha permitido ver a la tauromaquia codearse con las más altas esferas y compartir mantel, alfombra roja y corrida con acomodadas fortunas de distintos ámbitos: cultural, político, artístico, deportivo, empresarial, etc.

Él, torero purista (para los no entendidos, de los que no se arriman, vamos), sobrio, elegante, como su porte, su compostura, su cabellera engominada y, cuando no, tocada con una campestre boina (pero de Pedro Del Hierro, oiga). Ella, queda, discreta, una esfinge angelical. Devota, abnegada, siempre un paso por detrás y en un segundo plano, de no ser por su belleza clásica, refinada, la Rania de Jordania andaluza, la Preysler del mundo del toro, con su mirada seráfica y desangelada, que no logran ocultar las varias capas de maquillaje, siempre un tono o dos más claro que su piel. Presencia esperadísima en bodas. De bautizo en comunión y tiro porque me toca. Loada en mentideros, gacetas sociales, salones de peluquería. Depositaria de honrosos comentarios, como el discreto y no menos lamioso de algún periodista radiofónico: "boda de alto copete y ramillete de mujeres hermosas, donde la señora de Ponce destacó una vez más por su elegancia".

Tacón de raso, pamela y tafetán es el único uniforme que se le conoce. Siempre impecable, apropiada, correcta.  En casa, la perfecta anfitriona, en las fiestas, la perfecta invitada. No le costó demasiado -o quizá sí- reencarnar el papel de su vida (con permiso del de madre, claro): esposa de torero, imitado terriblemente por María José Campanario y otras susodichas. Cuántas veces habremos oído la frase: "su esposa, Paloma Cuevas, no se ha apartado de su lado", acompañado de un "los toreros están hechos de otra pasta" -a Anne Igartiburu se le ha debido caer un santón de su mesita-. ¡Ay! Y es que hasta para separarse siempre ha habido clases, o al menos se intenta. Porque ahora resulta que se divorcian y parece ser que ya llevaban dos años "haciendo vidas separadas" (qué bonita expresión). Vamos, aparentando que estaban juntos sin estarlo o guardando las apariencias, según se mire (otra frase impagable). Vamos, que el matador se ha puesto el pito por montera y se ha liado con una jovencita.

Motivo por el cual tenemos al diestro -que vergüenza torera tiene un rato, puesto que es torero- por las televisiones desgañitándose y aclarando que "no ha habido terceras personas" (otra frase bonita, mira por donde), como si con eso pudiese borrar el hecho de que se ha liado con una cría de 20 años, que resulta ser una aficionada al toro, tiene un caballo que se llama 'Torero' y un Instagram repleto de posados, a través del cual seguía a Ponce y a otros toreros. Vamos, una seguidora que podría ser su hija (otra frase bonita). Pues bien, tras este patético intento de salvar la honra, el diestro ha asegurado que está muy ilusionado y que la relación va en serio. Pero sobre todo, dejar claro que "no ha habido terceras personas". Eso es de gente bajuna, oiga.

En fin, tanto desvelo, tantas velas a San Timoteo, tantas cenas, tanto maquillaje, tanto tafetán… para un escarnio social tan zafio y bochornoso.

Menos mal que siempre nos quedarán Alaska y Mario.

2 comentarios:

  1. De lo mejor que has escrito Susana. De lo mejor.

    ResponderEliminar
  2. Prefiero leerte a ti a cualquier otro medio, clase la que tu tienes escribiendo de la actualidad. Un abrazo Sunana

    ResponderEliminar

EL DÍA DESPUÉS

Se despertó de la siesta y se liberó de las garras de su sillón-relax. Una fuerza irracional le condujo hacia la nevera, que no solía fallar...