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viernes, 10 de abril de 2020

EL CUERPO

Dedico estos poemas a mi marido Manuel.
La noche suspira en su oscuridad infinita
y un cuerpo se hace presente en su seno,
dormido nos abre de nuevo su herida
que late cautiva en un velo de hielo.

El cuerpo celeste que habita en los cielos
se ha hecho de carne, rumor y rocío
y el rostro que un día nos amó sin miedo
se mece en el lecho del vasto gentío.

La noche estrellada desnuda la forma
del hijo con pétreas volutas de nácar
y el cuerpo sin vida penetra en las sombras
e incendia la noche de albores de plata.

El cuerpo que arrastra a gritos su historia
nos habla de un tiempo lejano y perdido
en el que los hombres no tenían memoria
ni fe, ni camino, ni voz, ni destino. 

La noche expectante hoy cede su cielo
sempiterno y viejo a años de historia,
al cuerpo que muere y al cuerpo que habla
y al cuerpo que habita siempre en la memoria.

DESCENDIMIENTO 

Desciende la tarde y dobla la esquina
un templo de tules, espinas y zarza
se mece en la niebla de nuestra memoria,
sembrando algodones, espinos y escarcha.

Tras la alegoría de lino e incienso
solloza una madre de rostro de arena
y tras las tinieblas del hombre y el cuerpo
pende un cataclismo de siglos de cera.

Desciende la tarde y dobla la esquina
un baile de gasas y velos furtivos
que incendia el ocaso y acuna el aliento
en un escenario humano y divino.

La muerte y la vida se hacen presente
en cera, madera, romero y fervor,
hendida en la carne, la espada del hombre
y hendida en su alma, la palabra AMOR.

3 comentarios:

  1. Manuel debe estar muy orgulloso de tí, ¡menudo regalazo! Miguel se acuerda mucho de él en estos días.
    Un abrazo enorme para los dos.

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  2. Y eso que tú no eres semanasantera. Más merito tienes niña. Más merito tienes. El de siempre.

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  3. Precioso poema, podrias recitarlo el año que viene en semana santa y que viva vuestro amor 👏👏

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