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sábado, 11 de mayo de 2019

AUNQUE EL GAÑÁN SE VISTA DE SEDA…


¡Ya es primavera en El Corte Inglés! 
De hecho, ya se encarga de recordárnoslo la publicidad, pero este año hemos tenido un adelanto y ha venido de la mano del defensa y capitán del Real Madrid Sergio Ramos que, poniéndose la moda por boina y el mundo por montera, nos ha alegrado el invierno con sus looks pintorescos y, cual carrusel de color, estampados y texturas, se ha propuesto ser él mismo un festival de tendencia, ¿quizá para compensar su escaso nivel de estudios o quién sabe si porque la moda le parece divertida…??? El caso es que este fornido mozo de Camas, fenotipo de Neanderthal a caballo entre el macaco y el chimpancé común, se ha propuesto convertirse él mismo en 'it-boy' a base de ponerse todo lo que ve en las pasarelas, siempre y cuando sea de firma, claro. Ataviándose con lo último en bufandas, dudosas gorras, extravagantes foulards, excéntricas americanas, maxi abrigos de colores imposibles, pantalones vintage, osadas corbatas, exclusivas pajaritas... Vamos, que le ha dado por disfrazarse cada vez que sale a la calle y siempre hay un objetivo que lo capta y lo reproduce en papel cuché o lo que es más divertido, en forma de memes. 

“Con la moda no se juega” o “la elegancia no se compra con dinero” debería tatuarse todo el que pretenda ser referente de estilo a fuerza de ensartarse prendas de firma sin ton ni son. La moda no es ni fácil ni obvia ni frívola como mucha gente cree. Es arte. Algo para lo que se requiere una alta sensibilidad, sentido de la estética, de la imagen, del decoro e ingenio y talento, pues pertenece al mundo de lo sutil, de la intuición y de la creatividad. No es extraño que las pasarelas abran telediarios, congreguen a las personalidades más relevantes del panorama mundial y sea tan sumamente difícil hacerse un hueco como diseñador, modelo, it-girl, crítico o influencer. La moda tiene su razón de ser cuando suma, cuando aporta, cuando fusiona sabiamente con la personalidad y la realza.

En fin... Gracias, Sergio Ramos, por recordarnos que la elegancia es democrática y que no se compra ni con dinero ni con títulos de copa. Yeeeejah!!!!

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